¿Compartes tus obras en Twitter? Te interesa proteger tus imágenes

Pocas son las personas a día de hoy que deciden no subir sus imágenes a redes sociales por miedo al plagio. El robo de fotografías e ilustraciones sigue existiendo, pero los usuarios ya hemos vencido ese temor. Y tiene sentido, ya que independientemente de que tengamos webs y portafolios en servidores privados, a día de hoy, cualquier persona que quiera contar con tu trabajo lo hará, con total seguridad, a través de tus publicaciones en Instagram, Twitter, Dribbble o Flickr entre otros. Por tanto, no dándonos a conocer en las redes perdemos muchísimo más que lo que se pierde con un robo.

Uno de los motivos tranquilizadores para subir nuestras imágenes a Instagram, Facebook o Twitter es la resolución que manejan estas redes. Salvo excepciones como Flickr, que necesitan guardar el archivo original que subimos por si queremos utilizar su servicio de backup. O 500px, que guarda nuestras fotos al 100% por si más adelante decidimos vender licencias en el marketplace, lo cierto es que la mayoría de redes sociales reducen nuestros archivos de imagen hasta tal punto de que la calidad final es pésima.

Llegan cambios a Twitter y es interesante protegerse

Pero eso ha cambiado en Twitter. Como adelantábamos hace unos días, la red de los 280 caracteres ha dado un paso al frente y a partir de ahora mostrará las imágenes que subamos sin pérdida de calidad. Se aplicará, eso sí, una transformación utilizando un algoritmo de compresión. Sin embargo, la reducción de peso del archivo no afectará a la calidad visual de la imagen, y eso puede suponer un problema para fotógrafos, ilustradores y demás profesionales de la imagen.

Antes de provocar un malentendido, por supuesto que esta decisión de Twitter es una buena noticia. Nos permitirá ver publicaciones con mayor detalle, noticias con más información y anuncios más atractivos. Pero no hay que olvidar que esto también es una noticia maravillosa para los amigos de lo ajeno. Estos señores están de enhorabuena, ya que a partir de ahora van a poder hacer los mismos plagios de siempre, pero con mejor calidad que nunca.

No hay que olvidar que Twitter es un nido de plagios. Es totalmente habitual ver cuentas con miles de seguidores copiar y pegar tuits de usuarios más humildes. Los de Jack Dorsey llevan años diciendo que están trabajando para solucionar este problema, pero lo cierto es que hasta ahora no hemos visto muchas soluciones. Veamos entonces qué podemos hacer para evitar que nos roben nuestras imágenes en Twitter.

Evitar robos de imágenes en Twitter es posible siguiendo estos consejos

Aunque todo este problema sería solucionable simplemente evitando poder descargar las imágenes a máxima resolución, pero sí dando oportunidad a descargar el thumbnail (no es imposible, ya que 500px lo hace desde hace más de 5 años), sabemos que Twitter siempre se toma su tiempo. Así que dejemos algo de tiempo a los chicos de San Francisco, que trabajen a su ritmo, y vamos a luchar por nuestro propio interés.

La resolución es la cuestión

Como hemos dicho al principio, si algo nos protegía en redes sociales era la resolución. Cualquier gran empresa cuyo ámbito se desarrolla en Internet necesita comprimir los archivos de imagen para evitar tanto un coste excesivo en servidores como un exceso de ancho de banda sirviendo el tráfico. Esa razón es la que lleva a Instagram, por ejemplo, a comprimir las imágenes a no más de 1300 píxeles en su lado mayor y a reducir su tamaño a unos kilobytes. Con estos archivos tan comprimidos, es absolutamente imposible imprimirlos, ampliarlos o simplemente visualizarlos con cierta calidad en un monitor que sea más grande que un teléfono móvil. La ambición de las empresas era el seguro de muchos artistas.

Por tanto, ahí tenemos la solución. Lo cierto es que nunca deberíamos entregar a una red social un archivo más grande de lo necesario. Si Instagram quiere fotografías con un máximo de 1300 píxeles, lo ideal es darle eso mismo. Y no, el señor Zuckerberg dudosamente va a utilizar tus imágenes sin tu consentimiento, pero conviene crear un hábito y subir nuestras imágenes ya reducidas por nosotros mismos para evitar cualquier susto.

¿Cuánto necesito reducir mis imágenes?

No existe una ciencia exacta para esto, pero sí podemos aproximarnos a una resolución suficiente para conseguir un buen visionado e insuficiente para poder imprimir o utilizar las imágenes con fines maléficos. Durante mucho tiempo se ha dicho que una reducción de resolución al 15% del total es una regla mágica, pero a día de hoy podemos darla por obsoleta. Al fin y al cabo, una fotografía capturada con la Sony A7R IV quedaría reducida a 9 megapíxeles con esta fórmula. Más que suficiente para un uso comercial.

Si nos ceñimos al marco actual, lo mejor que podemos hacer es optar por una estrategia similar a la de Instagram. Lo ideal es reducir el lado largo de nuestra imagen a entre 650 y 800 píxeles. Estas dimensiones son más que suficientes para que la imagen se vea correctamente, pero en caso de querer ir algo más allá, lo recomendable es no sobrepasar la línea de los 1080 píxeles en el lado superior.

No obstante, conviene hacer unos cuantos retoques a la imagen antes de reducir tan drásticamente su tamaño. En primer lugar, es interesante aplicarle a la imagen un enfoque digital para pantalla. Por último, debemos exportar a formato JPEG, al 100% de calidad con perfil de color sRGB.

Con ello, lograremos que nuestras fotos o dibujos puedan visualizarse, pero sea complicado utilizarlos en campañas publicitarias o impresiones entre otros.

¿Por qué no usar una marca de agua?

Después de todo este jaleo, uno podría pensar en que sería más sencillo publicar las imágenes con una marca de agua. Al fin y al cabo, las grandes agencias de prensa y los bancos de imágenes siguen haciendo uso de esta técnica para proteger sus fotografías.

Sin embargo, a nivel personal y profesional, no conviene firmar nuestras imágenes. En primer lugar porque es sencillo borrar una marca de agua, y más con las mejoras en inteligencia artificial que Photoshop añade cada año. Habría que utilizar una marca demasiado grande (como la que adjunto de shutterstock) o muy repetida para que sea realmente complicado eliminarla.

Otro motivo para no hacerlo es un fenómeno más social. Debemos evitar que nuestro público piense que creemos que nos va a robar la imagen. Sin una firma nos mostramos de forma más humilde a los demás y favorecemos la viralidad de nuestro contenido, que en cierto modo es lo que se busca en redes sociales.

Hay además un último motivo para no firmar nuestro trabajo, y mucho menos con enormes marcas de agua, y es de cara al futuro. Todo el mundo ha perdido un original y acaba teniendo como única copia un archivo subido a una galería o una red social. Aunque en este caso nuestro archivo no tendría ningún valor comercial, siempre tendremos esa copia, aunque sea de baja calidad, para recordar o mostrar a los demás sin artefactos que puedan estropearla.

Con esta pequeña guía, esperamos que puedas evitar que te lleves una sorpresa subiendo tus fotografías, ilustraciones y demás contenido gráfico a Twitter. Si os ha resultado útil, estaría genial que lo compartieses con algún compañero o amigo y así evitar que se lleve un susto.