Estos envoltorios son Zero-Waste y están hechos completamente de jabón

Solo en geles, acondicionadores y champú, se estima que una persona promedio consume un total de 21 botes de plástico a lo largo de todo un año. Esto se traduce aproximadamente a 75.000 toneladas de plástico si sumamos el consumo global. Lo suficiente como para llenar mil piscinas olímpicas de envases. Por si fuera poco, cada uno de estos recipientes tardaría más de 500 años en desintegrarse.

Convirtiendo el producto en su propio envase

En un esfuerzo por reducir el uso de plástico, la diseñadora de producto Jonna Breitenhuber ha creado la «Soapbottle». Un contenedor para líquidos que no contiene ningún plástico de un solo uso. Este packaging tan colorido está hecho de jabón, que se irá degradando conforme vaya pasando el tiempo, ya que se va disolviendo con el agua. El jabón líquido que porta cada recipiente en su interior también es biodegradable y está realizado con ingredientes naturales. Con ello se logra crear un producto que no deja ningún rastro ni ningún tipo de residuo. Por tanto, más que sustituir el plástico por otro material que en menor o mayor medida acabaría amontonándose en vertederos igual que los clásicos botes de plástico, la diseñadora alemana ha optado por darle al recipiente la misma importancia que al contenido.

Cada Soapbottle cuenta con un pequeño agujero en la parte superior que permite que saquemos el producto del interior sin ningún tipo de mecanismo más allá de la gravedad y un poco de inclinación. La idea, según cuenta Jonna es utilizar el producto original y luego reutilizar la botella. Podríamos simplemente rellenarla con otro producto de limpieza, como gel de ducha, o darle un útil final gastándola como cualquier pastilla de jabón, ya sea lavándonos las manos o de cualquier otra forma.

¿Alguna forma de conseguirlo?

En la web de la autora podemos ver que existen varios tipos de Soapbottle, en distintos tamaños, colores y formatos. El producto se muestra, con cierto humor, como algo totalmente contrario al plástico. Cada recipiente es rompible, soluble y se te puede escapar de las manos mientras lo usas. Pese a estos inconvenientes, el concepto es una genialidad. Soapbottle ofrece una solución elegante, atractiva y eficaz a un producto que está normalmente diseñado para durar poco tiempo y ser desechado. Además, tiene un diseño que es complicado que no nos entre por los ojos.

Es una lástima que el producto no se encuentre a la venta todavía y que parezca más un concept que un artículo que esté cerca de llegar a la producción. Por tanto, desconocemos precio, disponibilidad y si realmente llegará a ver la luz algún día.

Con marcas como Lush, centradas también en la naturalidad y el zero-waste o Rituals, que hacen el agosto por estas fechas gracias al gran cuidado que hacen de su marca y al diseño de sus productos, no sería de extrañar que Soapbottle acabara haciéndose un hueco en el mercado. A mí sinceramente no solo me encantaría regalarlo, sino que además me habría solucionado más de un regalo estas navidades.

Más información: Jonna Breitenhuber